Industrialización y Electromovilidad: propuestas en litio, retrofit, baterías estacionarias y corredor bioceánico norte
La República Argentina en función de los lineamientos del Protocolo de Kioto y del Acuerdo de París adoptó distintas medidas para combatir el cambio climático.
En este sentido las cuestiones vinculadas con la modificación de la matriz de energía han adquirido una mayor importancia y se tiene la expectativa que la industria acompañe esas modificaciones.
Para ello el Poder ejecutivo dio curso a un proyecto de Ley de Electromovilidad el cual se encuentra a aprobación del Poder Legislativo. Sin abrir juicio de valor sobre el proyecto comentado destaco que una ley de electromovilidad constituiría una herramienta útil y necesaria para la inserción de Argentina en el financiamiento internacional que llevan adelante los organismos de crédito multilaterales.
Asimismo, YPF la mayor empresa nacional con participación estatal junto a la UNLP (Universidad Nacional de La Plata) ha desarrollado en su división tecnológica la primera fábrica de celdas de baterías de ion litio que iniciará su producción en el próximo mes de febrero, siendo este el primer desarrollarlo tecnológico en su tipo en América latina.
Argentina ha desagregado el paquete tecnológico, algo no menor.
Estas baterías constituyen el corazón de la electromovilidad y en función de este concepto, -y del desarrollo tecnológico de YPF Tecnología y su posibilidad de transferir conocimientos-, se encuentra en desarrollo este proyecto de industrialización centrado en la fabricación de baterías de litio en distintas provincias de nuestro país.
Así es como La Rioja, Santiago del Estero, Formosa y Catamarca ya se encuentran desarrollando sus proyectos de fábricas y en ciernes San Juan que los iniciarán próximamente.
Una mención especial corresponde a la provincia de Santiago del Estero que está construyendo e instalando la planta más grande de nuestro país, cinco veces superior a la primera y su destino será de electromovilidad.
En cuanto al insumo litio destaco que Argentina forma junto a Bolivia y Chile el llamado “triángulo del litio”, siendo nuestra región una de las reservas de ese mineral más grande del mundo, pero a diferencia de ellos Argentina no ha declarado al mismo como material estratégico ni tampoco lo ha nacionalizado.
Esta posición nos ha permitido diferenciarnos y generar una gran corriente de proyectos e inversiones en este sector.
Ahora bien, el conjunto de todas estas acciones han sido en su esencia brillantes, innovadoras y energéticamente disruptivas, y considero que es el camino correcto, pero también creo que es necesario realizar algunos ajustes que permitan una mayor industrialización.
Una primer propuesta.
La demanda de litio a nivel mundial creció tanto en valores de toneladas requeridas y en precio, el cual en 20 años pasó de u$s/t 5.000 a más de u$s/t 80.000
Hoy Argentina produce en el orden de 40.000 toneladas con 2 salares operativos que ocupan una mano de obra directa de 250 personas por salar y un efecto multiplicador en lo indirecto de 750 lugares de trabajo, es decir 1.000 empleos por salar, 2.000 empleados en todo el país.
Ello frente a un valor de esas 40.000 toneladas en el mercado internacional de u$s 3.200.000.000 y un costo de extracción promedio de u$s/t 5.000 que implicaría un gasto de u$s 200.000.000.-
A este panorama se agrega que la recaudación tributaria por litio en el año 2020 fue de u$s 5.900.000 situación agravada por la subfacturación denunciada por la AFIP de una de las dos empresas que trabajan en el país.
Esta situación de contexto llevó a que hoy existan 40 proyectos de explotación en marcha a iniciarse próximamente, todos de empresas extranjeras cuya producción se exportará íntegramente.
Esto último es un gran desafío que debemos atravesar para lograr generar una cadena de valor del litio.
En este punto señalo que la cantidad necesaria de litio para abastecer a las fábricas provinciales que no poseen producción propia de litio, -Formosa es la única excepción-, es insignificante frente a la producción actual.
La primera fábrica que tendrá el país podrá producir en un año 3.000 baterías del tipo estacionarias con una ocupación de 68 personas y un consumo de 40 toneladas de carbonato de litio.
Frente a esto mi primera propuesta es establecer para el futuro que las empresas extractivas continúen desarrollando su operación normalmente pero asegurando el abastecimiento del mercado interno.
Abastecimiento que se debería determinar año a año y prorratearse entre todos las extractivas de manera que no exista el desabastecimiento y se mantenga una suerte de equidad entre las cantidades que las empresas extraen y aquello que deben comercializar en el mercado interno.
El valor de comercialización debería ser el valor de referencia que estableció y establecerá la AFIP.
Considero que este procedimiento es hoy sumamente equitativo y podría ayudar a superar la situación de coyuntura que empieza a generarse.
Una segunda propuesta.
Planteada la industrialización del litio en baterías considero necesario para poder afianzar el incipiente crecimiento de la electromovilidad que debe desarrollarse con intensidad el retrofit (transformación de vehículos de combustible fósil a vehículos eléctricos) de colectivos que causan cerca del 20% de la contaminación.
Para ello, sería oportuno disponer en este momento que es el inicial de la capacidad del Estado Nacional para poder llevarlo adelante, hasta tanto la actividad privada pueda desarrollar sus fábricas y talleres alcanzando una economía de escala.
En este aspecto creo sería oportuno analizar el potencial operativo que dispone el Ministerio de Defensa a través de sus unidades FABRICACIONES MILITARES (FM) y TANDANOR.
Concretamente propongo que FM y TANDANOR en sus fábricas y astillero -respectivamente- inicien el proceso de transformación de los colectivos de combustión fósil en vehículos eléctricos.
Ambas disponen de personal profesional y técnico los suficientemente capacitados para realizar el retrofit de colectivos sin inconvenientes.
Disponen de una ubicación estratégica tanto las Fábricas de FM como el Astillero que permiten cubrir las zonas de mayor densidad poblacional como son la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe y atender una gran parte de la región cuyana.
En este proceso también deberían participar como organismos técnicos las Facultades del Ejército y de la Armada para que en conjunto desarrollen el modelo de transformación y, en este sentido, integrar también al INSTITUTO NACIONAL DE TECNOLOGÍA INDUSTRIAL (INTI) partiendo de los avances realizados por el mismo en su manual de buenas prácticas donde explicita las diferentes versiones sobre cómo instalar y entregar un vehículo transformado.
Cerraría este círculo técnico de una manera virtuosa con la incorporación de la Universidad Nacional de La Plata, no sólo por su aquilatada trayectoria académica, sino también por la experiencia recogida en la electromovilidad a través del desarrollo de la fábrica de baterías de litio (UNILIB), la fabricación de una moto y un colectivo eléctrico y el retrofit realizado en un tren de la provincia de Santiago del Estero.
Este núcleo técnico, -FM, TANDANOR, INTI y UNLP-, también podrá a través de talleres de difusión capacitar a personas que interesadas en el tema retrofit quieran ampliar sus conocimientos, priorizando a aquellos que se orientarán a la actividad práctica del mismo.
No dudo que un proyecto de esta envergadura tendrá la posibilidad de ser financiado por los organismos multilaterales de crédito como el Banco Mundial, que otorga financiamiento para energía limpia para las asociaciones público-privadas que aborden el cambio climático, marco en el cual encuadraría el mismo.
En igual sentido el Banco Interamericano de Desarrollo que financia proyectos de descarbonización y la Corporación Andina de Fomento prevé una inversión de USD 25.000 millones para el financiamiento verde en la región.
En síntesis, la cartera de créditos es lo suficientemente amplia como para encarar un proyecto de esta naturaleza sin inconvenientes y con altas posibilidades de éxito y sobre el cual no tengo dudas que en lo que se refiere a electromovilidad será el más importante del país.
Una tercera propuesta.
Adicionalmente, en lo inmediato, -además de la implementación del retrofit de colectivos que señalé-, deberíamos centrarnos en los siguientes segmentos que defino como primordiales:
1.- mercado de baterías estacionarias para distintas aplicaciones (acumuladores de energía fotovoltaica, electricidad domiciliaria rural, bombas de agua, boyeros eléctricos), cuyo mercado es sumamente amplio y totalmente insatisfecho, cumpliendo además la función social de arraigo y mejor calidad de vida de los pobladores rurales. Según los indicadores del censo del año 2010, existen en Argentina 120.000 familias rurales que aún no cuentan con acceso a la electricidad, 2.000 escuelas rurales del país que se encuentran fuera de la red de distribución eléctrica y requieren a su vez de sistemas de bombeo solar para facilitar acceso al agua.
2.- vehículos livianos (autos livianos de 2 plazas, furgones de última milla, motos, monopatines, bicicletas), todos vehículos eléctricos nuevos y funcionando con baterías de ion litio, centrando su funcionamiento en los centros urbanos donde existe infraestructura de recarga, distancias cortas a cubrir y es necesaria una descongestión del tránsito.
Las fábricas provinciales proyectadas, además de las baterías para automóviles y buses, pueden atender perfectamente esta situación de mercado interno segmentado, -evitando también competencias inútiles-, e incluso, en el futuro, abasteciendo al mercado regional donde Brasil adquiere suma trascendencia tanto en la utilización en su economía rural como en movilidad eléctrica, en particular el de las motos.
Una cuarta propuesta.
La ubicación geográfica de los yacimientos de litio en el NOA hace que, para esta industria, adquiera una preponderancia especial la circulación por el Corredor Bioceánico Norte tanto de lo producido como de los insumos necesarios para ello.
El desarrollo y mantenimiento del Corredor será una de las tareas de infraestructura que se debería prever fundamentalmente por la circulación de camiones a los yacimientos y el regreso de estos para la salida a puerto y exportación.
Esto me lleva a pensar que quizás sería oportuno establecer una suerte de recurso específico para la atención de las tareas de mantenimiento y obras nuevas necesarias que permitan agilizar tanto la producción como la comercialización.
Recurso específico que debería provenir exclusivamente de la explotación del litio, donde para ello creo que es importante definir la trazabilidad de la producción.
Esto no debe entenderse como la creación de un impuesto sino como una tasa que aporta la actividad para un mejor desarrollo de esta y ese aporte además recibiría a modo de compensación una preferencia en el despacho de exportaciones de las aduanas argentinas.
Palabras finales.
Hasta aquí, y desde mi lugar, he tratado de dar una visión integral e integradora con propuestas de acción para un período de cambio, de transformación.
No tengo dudas que el resto de la transición se irá desarrollando y amalgamando de acuerdo con la evolución de los avances tecnológicos de las baterías de ion litio.
Amalgama que hace presuponer en el tiempo la simultánea existencia de las actuales fuentes de energía con distintas fuentes de energía renovables.
Cada generación se enfrenta a su propia amenaza existencial y lucha con ella.
Nuestra amenaza, nuestro enemigo es el cambio climático. Un fenómeno implacable cuyo lento movimiento nos engaña ocultando la fuerza aplastante de sus imperceptibles pero irreversibles avances.
Nuestra capacidad es enfrentarlo antes de que sea demasiado tarde, y, en consecuencia, las propuestas que hagamos para evitar ese cambio climático serán por lo cual nos juzgará la historia.
Finalmente, considero que hoy lo que realmente interesa es la decisión más importante que se ha tomado con un sesgo claramente federalista, y la han tomado los gobernadores de nuestras provincias en el sentido de avanzar hacia la transición energética y la electromovilidad.
Esta decisión es, en definitiva, una invitación para cambiar el curso de las cosas y cuidar el planeta, el lugar que es nuestro hogar, construyendo un futuro mejor para nuestros hijos y las generaciones que vienen.
Y en ella debe estar nuestro compromiso y esfuerzo en encontrar las mejores soluciones para el beneficio de toda la sociedad.